El maltrato físico o psicológico suele ser llevado a cabo por maltratadores con rasgos de personalidad disfuncionales. Uno de los perfiles relacionados con el maltrato a la mujer es el sádico (la prevalencia de esta personalidad en mujeres, aunque pueda darse, es escasa) y aunque parece menos frecuente que otros rasgos de personalidad, es mucho más destructivo. El rasgo de sadismo ha sido observado frecuentemente en los maltratadores de pareja (Hart, Dutton y Newlovee, 1993). A. Raine encuentra que en el plano afectivo, el sádico comparte muchos de los rasgos críticos del psicópata: no siente remordimientos por su tiránico comportamiento, no siente vergüenza ni culpa y es incapaz de empatizar con sus víctimas. El estudio de este trastorno y su comorbilidad es escaso; sería necesaria más investigación en muestras de maltratadores.
El DSM-III lo describía como un patrón patológico de conducta cruel, vejatoria y agresiva que se manifiesta desde el principio de edad adulta en al menos 4 de los ítems siguientes:
– Utilización de la crueldad o violencia con el fin de establecer una relación dominante.
– Humillar o dar trato vejatorio a alguien en presencia de otros
– Disfrutar provocando sufrimiento físico o psicológico a personas o animales
– Mentir con el fin de causar daño o infligir dolor (no simplemente para alcanzar algún objetivo)
– Tratar o castigar con excesiva dureza a algún subordinado, por ejemplo niño o alumno
– Restringir la autonomía de la persona con quien tiene relación más estrecha
– Conseguir que otros hagan la propia voluntad intimidándoles o atemorizándoles
– Fascinación por la violencia, las armas o la tortura