Cuando tomamos conciencia de los pensamientos y creencias que guardamos en nuestra mente, nos damos cuenta de que la mayoría están basados en juicios de valor y críticas. Nos hacemos daño a través del rechazo aprendido e inconsciente hacia nosotros mismos y hacia lo que sentimos. Al observar la mente, tomamos distancia y desprogramamos los pensamientos hirientes. A través de esa brecha nos liberamos de aquellos pensamientos que llevan tanto tiempo condicionándonos, y nos damos la oportunidad de ver con una mirada nueva, libre de prejuicios.
La etimología de la palabra «perfecto» proviene de «lo que es completo». Nos hemos hecho a la idea de que la perfección es un molde en el que tenemos que encajar, rechazando todo aquello que no se adapte, mientras que la auténtica perfección viene de la totalidad de las cosas, es decir de lo que es completo. El rechazo hacia algunas emociones, sensaciones u otros aspectos nos alejan de la plenitud de nuestro ser. No hay ninguna emoción que debamos rechazar de nosotros mismos. No rechacemos el abono con el que podemos crear flores.
El psiquiatra Carl Jung dijo: «lo que resiste persiste y lo que se acepta se transforma». Todo lo que existe en nuestro interior puede ser aceptado y de esa manera transformado. Solo entonces descubriremos los tesoros que se esconden tras aquellas emociones que aprendimos a condenar. El observador abre las puertas a la transformación.
Derek Yannik es coach, instructor de mindfulness y terapeuta emocional