La ansiedad es una respuesta ante sucesos percibidos como amenazantes, por lo que es similar al miedo. La diferencia, muy sutil a menudo, con el miedo, es la ambigüedad del estímulo; es decir, cuando nos referimos al miedo, lo asociamos a una amenaza concreta como una situación que se vive en tiempo real, ante la que o bien no tenemos recursos (por ejemplo, un atraco a mano armada nos dejaría totalmente indefensos) o nos percibimos como incapaces de afrontarla. En el caso de la ansiedad, el estímulo o situación desencadenante puede venir de una posible amenaza en un futuro que imaginamos o anticipamos; funciona más como un aviso de que algo desagradable puede suceder.
La expresión de la ansiedad es emocional principalmente, pero también cognitiva (en forma de pensamientos automáticos catastróficos y creencias de incapacidad o de falta de control), física (con diversas sensaciones desagradables como taquicardias, hiperventilación, entumecimiento, sudoración, etc.) y conductual (evitación o ganas de salir huyendo, hiperactivación y agresividad o bloqueos que paralizan).
La función de la ansiedad seria la de preparar y evitar algo perjudicial, por lo que en muchos casos sería adaptativa, minimizando el impacto de las consecuencias; un ejemplo seria la ansiedad en forma de nervios en el estómago o inquietud que nos avisa de la proximidad de un examen haciéndonos estudiar y así evitar un suspenso.
Cuando la ansiedad es muy intensa, nos está avisando de alguna necesidad vital de la que a veces no somos conscientes y a la que no hacemos mucho caso, por lo cual esa ansiedad va a aumentar y cuando empieza a afectar a la vida personal, laboral o social e impide alcanzar objetivos, nos encontramos con un trastorno de ansiedad más o menos grave.
Aunque la solución farmacológica pueda aliviar la sintomatología, en general conviene conocer los aspectos psicológicos que disparan la ansiedad y que a menudo están asociados a experiencias tempranas desagradables que provocaron miedo intenso, o ante las que no se tenían suficientes recursos. Con la psicoterapia se aprende a identificar las situaciones internas o externas que disparan respuestas automáticas y descontroladas de ansiedad; así podemos aprender a calmar la mente y el cuerpo para responder más eficazmente.
En nuestros centros de Psicología, Psicólogos Eleva en Madrid y Las Rozas, tratamos diferentes trastornos relacionados con la ansiedad; aunque existen muchos más, los más frecuentes y más asociados a la ansiedad son: fobias a diferentes situaciones, ataques de pánico, agorafobia, obsesiones y compulsiones, ansiedad generalizada, fobia social, hipocondría, trastornos alimentarios