Existe un gran poder en el ser humano: la conciencia, o la capacidad de darnos cuenta de nuestros procesos internos. No podemos cambiar ni mejorar nuestra vida sin este poder. Todas las enseñanzas espirituales hablan de esta conciencia, de ser el observador o testigo. El darse cuenta es un poder transformador que nos lleva a la plenitud.
El área más evolucionada de nuestro cerebro es el lóbulo frontal; éste se activa cuando observamos nuestra realidad interna. Muchos psicólogos llaman a esta área el director de orquesta del cerebro porque ejerce una influencia poderosa y armonizadora con el resto del cuerpo. Cuando observamos con atención, nos volvemos conscientes y pro lo tanto más presentes y sabios; esto nos permite desactivar nuestras reacciones automáticas y reactivas y reemplazarlas por respuestas nuevas, creativas y constructivas. darnos cuenta de nuestro mundo interno nos abre la puerta a convertirnos en arquitectos de nuestra mente y reestructurarla a nuestro favor.
Muchas veces empleamos nuestra energía y pensamientos en culparnos y criticarnos, lo cual en lugar de resolver un problema, lo complica. En cambio, si somos capaces de darnos cuenta de lo que realmente ocurre en las profundidades de nuestro ser, podremos ser más comprensivos y amables con nosotros mismos. Al darnos cuenta de los pensamientos nocivos, adquirimos distancia, nos liberamos de nuestras cárceles mentales.
Al darnos cuenta de los pensamientos nocivos adquirimos distancia con ellos. Nos liberamos de nuestras cárceles mentales.
Tenemos una gran necesidad de sentirnos amados y protegidos, sin embargo no nos damos siempre ese mismo trato. Darnos cuenta nos permite ver los sistemas de creencias saboteadores y perniciosos que se crearon en algún momento de nuestra vida. También así, podremos cambiar conscientemente nuestro dialogo interno por una forma de pensar más amable, comprensiva y equilibrada
Para ello es necesario escuchar nuestras emociones y necesidades; en lugar de rechazarlas, negarlas o reprimirlas, podemos atenderlas y comprendernos mejor. Lo que resiste persiste y lo que se acepta se transforma. No hay necesidad de eliminar ninguna sensación o emoción, tan sólo observándolas amablemente, las integramos y así enriquecemos nuestra vida.
La mejor forma de entrenar y desarrollar esta habilidad es a través de la atención plena (mindfulness).Ya sea meditando sentado o haciendo cualquier actividad. No es necesario buscar nada con la mente ni tratar de encontrar determinado estado. Solamente es necesario danos cuenta con amabilidad y aceptación de lo que pasa por nuestra mente y nuestro cuerpo. De esta forma desarrollamos una mirada más ecuánime y sabia sobre nosotros y sobre la vida. Un ejercicio poderoso consiste en ponernos cómodos sentados o tumbados y comenzar a observar como el cuerpo respira. Al cabo de unos minutos cuando estemos relajados podemos decirle a nuestros pensamientos y emociones que les damos la bienvenida y así dejar que revele la verdad emocional del instante presente. Observamos las diferentes emociones, y las podemos entender como fuerzas (rabia, dolor, alegría, orgullo, miedo, culpa…) , como planetas en nuestro universo interior. Cada una de estas fuerzas tienen una maravillosa enseñanza que merece la pena descubrir para nuestra madurez y crecimiento personal.
Al mismo tiempo, darse cuenta de lo que acontece a cada momento nos abre los ojos ante las maravillas de la vida; nos permite vivir plenamente y saborear el instante presente; nos hace más conscientes y agradecidos con lo que tenemos. Porque no es más feliz el que más tiene sino el que se da cuenta de lo que tiene.
Derek Hijmans
Coach personal e instructor de Yoga, meditación y mindfulness
Fundador de NowHereYoga y Mindful Dance
Tel. 687754737, 626414865