MALTRATO EN PAREJA
Los malos tratos en pareja son una forma de violencia casi siempre invisible para otros al infligirse en la intimidad del hogar, lo que hace más difícil ponerle freno, a menos que las víctimas del maltrato se defiendan, ya sea denunciando o separándose. Es entonces cuando pueden reencontrarse a sí mismas y tomar conciencia de su derecho a sentir bienestar, se darán cuenta de los recursos que siempre tuvieron y recuperarán el control de su vida.
Aunque hay formas de violencia que pueden ser muy graves y llegar hasta el intento de asesinato, nos centraremos en los indicadores de maltrato más frecuentes, a menudo tan perversos que no se identifican como tales hasta que pasan años y aumentan en intensidad hasta ser intolerables. El maltrato puede ser:
Físico: empujones, bofetadas, restricción física, agresiones con o sin objetos
Psicológico: control y dominación, desprecios, burlas, vejaciones, insultos, intimidación con gritos o golpes a objetos, coacciones, amenazas
Sexual: violación, coacción sexual, presión para realizar actos sexuales no deseados
Económico: restringir gastos básicos, parasitismo o vivir a expensas del otro teniendo capacidad, impedir uso de los bienes comunes
BUEN TRATO EN PAREJA
Una relación de pareja sana por supuesto no cae en las conductas patológicas arriba indicadas. Por el contrario, una relación madura y equilibrada es beneficiosa para los dos porque permite el crecimiento, aporta bienestar y seguridad, y el grado de compromiso no pone en riesgo la libertad de elección. Aunque estos indicadores no garantizan una relación para siempre, sí contribuirán a un vínculo armonioso y un espacio de bienestar. Hay que tener en cuenta la reciprocidad, porque si el esfuerzo lo realiza únicamente un miembro de la pareja, la relación no puede ser satisfactoria.
Valoración: Se reconocen las cualidades del otro y lo que aporta a la relación. No todos los rasgos de personalidad van a gustar para siempre, y a veces se puede intentar adaptarlos a la relación, pero se acepta que el cambio no deber ser impuesto sino voluntario, y se tienen en cuenta los aspectos positivos de esos rasgos.
Comunicación respetuosa: Se expresan y se escuchan los pensamientos, sentimientos y deseos mutuamente, respetando los diferentes puntos de vista.
Empatía: Escucha, comprensión y aceptación de las necesidades propias y de la pareja
Negociación: Cuando hay desacuerdos o necesidades contrapuestas, se dialoga con actitud constructiva hasta llegar a acuerdos que no perjudiquen a ninguno
Libertad responsable: Se permite el desarrollo personal y la consecución de deseos y proyectos personales sin perjudicar al otro y sin que entren en conflicto con los valores principales o los compromisos de la pareja. Se pactan las reglas y normas sin imposición, y éstas se revisan cuando sea necesario con consenso